Bienvenidos

¡Bienvenidos! Este no es un blog de repostería creativa al uso. Aquí tenéis una mezcla de dos aficiones: los postres y escribir lo primero que se me viene a la cabeza. Echadle un poquito de azúcar y humor a vuestras vidas, seguro que os sentiréis mejor. ¡Gracias por leerme!

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Un abrazo... Dulcemente

martes, 30 de octubre de 2012

LAS GALLETAS DE NATA DE TOOODA LA VIDA

Hola a todos.
Ya que, como dije, este blog va dedicado a mi madre, qué mejor manera de comenzar que con las "galletas de nata de tooooda la vida".



Estas galletas las ha hecho mi madre desde que tengo uso de razón. La pena es que el ingrediente principal ya no se encuentra porque es la nata de hervir la leche...
De niña veraneábamos en Ampudia, un precioso pueblo de la provincia de Palencia (tenéis que ir a verlo). Y casi todos los días había que ir a comprar la leche con la lechera colgando del manillar de la bici. Cuando llegaba a casa, mi madre echaba la leche en una cazuela enorme para hervirla y ¡menudo costrón de nata que salía!. A mi, la verdad, me daba un poquito de asco eso de la nata, pero luego, cuando tenía las galletas delante, ni me acordaba de que estaban hechas con ella.



Ahora no queda otra que sustituir la nata por mantequilla (porque con la nata del super no vale). Pero aún así, el resultado son unas galletas buenísimas. Con un toquecito de limón y bizcochaditas. De esas que se beben un poquito de la leche del vaso. Mmmm



Lo que viene siendo una galleta casera clásica, sin adornos ni pretensiones... salvo no poder parar de comer una tras otra...

Un abrazo... Dulcemente








sábado, 27 de octubre de 2012

Preparados, listos.... YA!!!

Y todo esto comenzó cuando yo era una niña y mi madre se metía en la cocina a hacer galletas. Lo recuerdo perfectamente. Galletas en forma de corazones (mis favoritas), tréboles, diamantes y picas. Recuerdo a mi madre regañarme por comerme la masa cruda. Recuerdo coger los recortes de la masa para manosearlo bien y hacer mis propias creaciones. Y, sobre todo, recuerdo el olor por toda a la casa...
Ahora la madre soy yo y a mi hijo le encanta estar en la cocina conmigo. Con su delantal, su gorro y sus manitas lavadas con esmero, me ayuda a tamizar harina para el bizcocho y da vueltas con (demasida) alegría a la leche para hacer unas natillas. También le gusta jugar con la masa cruda (aunque, por suerte, aún no ha descubierto lo buena que está). Yo también quiero que mi hijo, cuando crezca, recuerde que en su casa huele a galleta recién horneada...
Por todo esto quiero dedicar este blog a mi madre y a mi hijo. A mi maestra en mis inicios en la cocina y al que, espero, aprenderá de mi. Sin olvidar, por supuesto, a mi santo, que es la primera persona que osa probar todos mis experimentos (con lo que si algo no os gusta, hablen con él, oiga!)



Un abrazo... Dulcemente