Ya que, como dije, este blog va dedicado a mi madre, qué mejor manera de comenzar que con las "galletas de nata de tooooda la vida".
Estas galletas las ha hecho mi madre desde que tengo uso de razón. La pena es que el ingrediente principal ya no se encuentra porque es la nata de hervir la leche...
De niña veraneábamos en Ampudia, un precioso pueblo de la provincia de Palencia (tenéis que ir a verlo). Y casi todos los días había que ir a comprar la leche con la lechera colgando del manillar de la bici. Cuando llegaba a casa, mi madre echaba la leche en una cazuela enorme para hervirla y ¡menudo costrón de nata que salía!. A mi, la verdad, me daba un poquito de asco eso de la nata, pero luego, cuando tenía las galletas delante, ni me acordaba de que estaban hechas con ella.
Ahora no queda otra que sustituir la nata por mantequilla (porque con la nata del super no vale). Pero aún así, el resultado son unas galletas buenísimas. Con un toquecito de limón y bizcochaditas. De esas que se beben un poquito de la leche del vaso. Mmmm
Lo que viene siendo una galleta casera clásica, sin adornos ni pretensiones... salvo no poder parar de comer una tras otra...
Un abrazo... Dulcemente