Bienvenidos

¡Bienvenidos! Este no es un blog de repostería creativa al uso. Aquí tenéis una mezcla de dos aficiones: los postres y escribir lo primero que se me viene a la cabeza. Echadle un poquito de azúcar y humor a vuestras vidas, seguro que os sentiréis mejor. ¡Gracias por leerme!

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Gracias (otra vez)

Un abrazo... Dulcemente

jueves, 28 de febrero de 2013

PARA "ESOS LOCOS BAJITOS"

            Seguidores, simpatizantes, lectores de mi blog, amigos todos: Con vuestro permiso, este no es un post para vosotros. Lo lamento. En esta ocasión he decidido dejar mis reflexiones para otro momento y liarme la manta a la cabeza para cambiar de tercio. Esta entrada es para los niños. Voy a contar un cuento. “¿Y eso?” preguntaréis ojipláticos. Varias razones tengo en mi interior: que me ha brotado, que me apetecía, que soy un poco masoca y que en breve llegan las comuniones (y algún/a niño/a que otro/a va a celebrar ese día tan especial en la infancia...). Dicho lo cual: niños y niñas, espero que este relatillo, que voy a dividir en dos capítulos, os guste (también espero que os gusten las galletas que van a acompañarlo). Nada más, ¡valor y al toro!



FWESKI (O LO QUE PUEDE PASAR SI UN
EXTRATERRESTRE VIENE A LA TIERRA)


-    Bip, bip, biiiiiip.
-    Nave interestelar “Pichón Centenario” llamando a planeta Ganímedes. Cambio.
-    Brrrrr fsssss biiiiiiiiiip fsssssssssssssssssssss bip biiiip.
-    Nave interestelar “Pichón Centenario” llamando a planeta Ganímedes. Cambio.
-    Biip biiiiiip brrrruuuuurrrrr fssss.
-    ¡Maldito cacharro! A ver si dándole unos golpecillos al potenciómetro intercomunicador...
Pom, pom, pom.
-    Fssss bip bip
POM, POM, POM.
-    (Fsss) Planeta Ganímedes (brrrr) llamando a Fweski (fssss) ¿qué son esos golpes? Cambio. (Fssss)
-    Fweski a la escucha. El potenciómetro intercomunicador funciona a la virulé. He tenido que darle un escarmiento. Cambio
-    Déjate de tonterías, Fweski. Comunique (fuurrrsss) el estado de la misión (fsss). Cambio.
-    Acabo de visualizar el planeta Tierra.
-    (fsss) ¡Perfecto! Continúe su (fsss) cometido y recuerde: ¡sea discreto! (fssss). Cambio.
-    De acuerdo. Cambio y corto.




8:30 horas.

            Aquí comienza el Cuaderno de Bitácora de Fweski, habitante del planeta Ganímedes. Hace unos minutos he avistado la Tierra desde mi nave, “El Pichón Centenario”, y hacia allí me dirijo. Tengo que presentar un informe detallado de los terrícolas, (cómo son y cómo viven) para la asignatura de “Conocimiento del Medio Interestelar” del colegio. Llevo ya dos cates, pero con este trabajito seguro que me ponen un sobresaliente. Y se lo pasaré por los morros a Gimli “el Mocos” que se tiene muy creído lo de ser el que mejor notas saca.


            Debo ser discreto. Ningún terrícola debe darse cuenta de mi presencia. Para ello podré utilizar la “invisibilización integral”. De ese modo seré invisible para los humanos y camparé a mis anchas entre ellos. Mi primo Zúminski me enseñó la antigua técnica ganimediana de la “invisibilización integral” (tirar de la oreja derecha y taparse la nariz). Compleja al principio, pero muy útil en general.

            Debo dejar de escribir este Cuaderno de Bitácora si no quiero esmorrarme contra el suelo terrestre. Voy a aterrizar. ¡Qué emoción!

9:00 horas.

            Querido Cuaderno de Bitácora. He escondido al “Pichón Centenario” en una especie de bosquecillo muy pequeño. Creo que asoma un poco la punta, pero como el Pichón es verde también, espero que disimule y nadie lo vea.

            Desde la ventanilla de mi nave veo un edificio cercano. ¡Estoy emocionado! ¡Voy a conocer de primera mano a los terrícolas! ¡Allá voooy!



11:00 horas.

            Querido Cuaderno de Bitácora. Ya estoy de vuelta en el “Pichón”.
He ido hasta el edificio. Es un colegio. Lo averigüé al asomarme a la ventana y ver un montón de terrícolas sentados en pupitres, mirando todos en la misma dirección, salvo dos: uno que miraba atentamente algo en el techo y el otro, la maestra, que miraba a los terrícolas. Me disponía a atravesar el cristal (porque los gaminedianos atravesamos cristales) cuando me percaté de que era aún visible. ¡Casi la lío! Debo ser más cuidadoso si quiero pasar desapercibido. Hice una anotación mental en mi cerebro: “Ser discreto, recuerda, ser discreto”. Me invisibilicé pero algo salió mal. No sé si será algún gas de la atmósfera terrestre o qué, pero en mi forma invisible no consigo ver bien. Todo son como bultos borrosos. Me visibilicé e invisibilicé varias veces, y nada. Borroso, todo borroso. Finalmente, pensé que sería mejor que entrara de una vez y dejara de hacer el tonto. Al final me iban a pillar y me estaba quedando helado. Además ver borroso no es tan grave. Mi abuelo Higi es miope perdido, lleva remiendaóculos todo el día y no pasa nada.


Entre los nervios que tenía y lo cegato que estaba, lo primero que hice al atravesar el cristal fue meter el pie en una especie de cilindro que había en el suelo. Observé el extraño objeto. Era metálico, bastante bonito, pero muy incómodo para caminar con él. Asi que decidí sacar el pie. Pero no tuve éxito. El cilindro se aferraba a mi zapatilla como los mocos a la nariz de Gimli “el Mocos”. Así que tiré y tiré con mis manos hasta que salió despedido por los aires armando un gran estruendo. Nada comparado con al guirigay que se preparó en el aula:
-    ¡La papelera!¡La papelera!
-    ¿Quién ha sido?
-    ¡La papelera ha volado!
-    ¡Silencio niños!
-    ¡Cómo ha molado!
-    ¡Ella sola, señorita, ha volado sola!
-    ¡Silencio!

Yo usé otra antigua técnica gaminediana, muy útil en los casos en que puedes salir malparado: huir. Salí escopetado hacia la parte delantera de la clase tropezando con tres sillas, un pupitre y cinco mochilas que estaban en el suelo, lo cual provocó más confusión entre los terrícolas. Finalmente aterricé contra la mesa de la maestra. Con el golpetazo en plena nariz, me visibilicé. Lo noté porque de repente lo veía todo claro, lo que me permitió descubrir unos remiendaóculos como los de mi abuelo Higi encima de la mesa de la maestra. Rápido como el viento me los puse y volví a invisibilizarme. ¡Perfecto! ¡Veía estupendamente! Ahora me sería más fácil cumplir mi misión.


En esos procesos me hallaba cuando me percaté de que dos terrícolas (para ser más exactos, una terrícola y un terrícola) me miraban. Mejor dicho; miraban hacia donde yo estaba. Porque yo acababa de invisibilizarme. Lo recordaba perfectamente. Soy despistadillo pero no tanto. ¿Me habrían visto cuando me arreé contra la mesa? Espero que no. E inmediatamente repetí mi anotación mental: “ser discreto, ser discreto, SER D-I-S-C-R-E-T-O.”

Parece que la calma regresaba al aula. La maestra tornaba a su mesa a buen paso y con cara de necesitar unas vacaciones. Yo juro que lo intenté (y prometo ser rápido en mis movimientos) pero, entre el canguelo de la sospecha de haber sido visto y lo veloz de la caminata de la maestra, no conseguí retirarme a tiempo. La pobrecilla tropezó con el mismo pinrel que quedó atrapado en el cilindro y fue trastabillando en un “parece que me caigo, parece que no” hasta que tomó apoyo en la pared negra del fondo y logró guardar el equilibrio y la compostura. La estruendosa carcajada fue silenciada de inmediato con un golpe seco de la mano sobre la mesa y las palabras:

-          ¡¡Examen sorpresa!!

Aquí es donde viene lo más interesante de mi inspección a la Tierra...

CONTINUARÁ...



(Nota final para los mayores: Aunque no lo pretendía, este relato me ha recordado a una novela del genial Eduardo Mendoza, “Sin noticias de Gurb”. Si no la habéis leído, es pecado. Y si después de esta recomendación no la leéis, no tenéis perdón.)




Un abrazo... Dulcemente.


miércoles, 20 de febrero de 2013

LO QUE PASA CUANDO LLUEVE

   (Nota previa: Voy a hablar de la lluvia. Y siempre que hablo de lluvia se me autoconexionan las neuronas y me acuerdo de Galicia. Por eso mismo, este post va para mi amiga Rocío, su hermana Maruxiña y Lola, porque tienen la suerte de vivir "onde se acaba o mar".)

Y la lluvia hace charcos y en los charcos
saltan las ranas (y los "ranos")
   Llueve. Hoy llueve y llueve como si no hubiera un mañana. En el cole nos decían que la lluvia es muy buena. Que crecen las flores, que se limpia el aire... ¡Qué mentira! A mi la lluvia me rompió el geranio de la ventana y ¿quién me explica que limpie el aire si deja los cristales hechos un asco?. Pero si nos atrevemos a decir "¡vaya peñazo!¡está lloviendo!" siempre habrá algún "pepito grillo" que nos haga quedar como unos desalmados respondiendo: "quita, quita, que es muy bueno para el campo y limpia el aire..."

  A mi no es que me importe un pepino el campo. (De hecho, una buena vez, un amigo me catalogó como la persona "más ecologista, medioambiental  y biodegradable que conocía"). Y no es que quiera ser más que Dios, en su infinita sabiduría, pero me parece más inteligente que llueva sólo en el campo. Y si el aire anda un poco guarreras, pues que llueva en la ciudad de 12 a 6 de la madrugada. Mucho más práctico, dónde va a parar.

Cake Pops-Ranas rellenos de naranja
 La verdad es que nos fastida. Nos fastidia mucho que llueva. Nos fastidia tener que llevar paraguas. Los paraguas son unos inventos creados por el propio Lucifer en su día más retorcido. Pasas de ser una persona autosuficiente a ser un pobre "pringao" que no es capaz de empujar el carro de la compra desde el super a casa y llevar el paraguas sin mojarse. Y si es de tipo bastón y deja de llover, eres de los más avezados malabaristas de "El circo del sol" llevando el carro y manteniendo el paraguas mojado lejos del cuerpo con el brazo tieso al mismo tiempo.

   Y ¿qué me dices de los paraguas plegables? Ahí Lucifer se pasó siete pueblos con el género humano. Inventar un paraguas que no vale para nada y que se da la vuelta cuando sopla un poco de aire, es de ser muy mala persona... Es curioso. Todos sabemos lo endebles que son pero no podemos evitar pensar: "bueno, pa´un apuro me vale". Pues no, no vale. ¿Cómo va a servir un paraguas ingobernable? Asi que, a ver si dejamos de regalar paraguas plegables a nuestras madres, que es de ser un poco mal hijo... Y, pensándolo bien... lo llamamos paraguas plegable, pero a mi se me ocurre un nombre más acertado y definitorio: "paraguas ausonia".  Al fin y al cabo, también son de un solo uso...


   Pero lo más temible de los días de lluvia son los paraguas ajenos. Y dentro del amplio grupo de "los paraguas ajenos", dan más miedo que una reunión de vecinos las "señoras champiñón". Si el hombre desciende del mono, las señoras champiñón descienden de los soldados romanos cuando iban en formación cerrada con sus escudos. Ellas van despaciiito, pero no se detienen ante nada. Si tienen que arrollar, arrollan. Impasibles, estóicas, imperturbables...  sin miramientos, pero despaciiito. Cada vez que veo aproximarse a una, me tiemblan las cañillas. Yo no sé si prefiero arrojarme a la carretera entre las ruedas de un camión o seguir adelante y arriesgarme a perder mi integridad física y/u ocular.


  Pero lo peor viene cuando deja de llover. Vas tan tranquilo por la calle, con tu paraguas-bastón alejado de tu cuerpo (haciendo biceps) y de repente... ¡zas! goterón inusitadamente gélido que da de lleno en el cogote y resbala por tu espalda... ¡qué agradable sensación de frescor! Es... ¡como un anuncio de champú anticaspa!

  ¿Os acordáis de esos chinos de "humor amarillo" que tenían que cruzar un río saltando piedras?¿Y no os resulta sospechosamente parecido a caminar por una calle embaldosada? Porque tú vas creyéndote más listo que nadie vigilando las cornisas y/o tejadillos expendedores de gráciles gotitas y ¡zas! ¡la baldosa escupidora! (Por supuesto, llevas puestos esos zapatos de ante taaan bonitos y taaan nuevos). Y es que a veces, caminar por la calle se parece mucho a un videojuego...

  De todas formas, si ha de llover, pues prefiero que me pille en Galicia, porque quiere decir que estoy de vacaciones. Porque alli, llueva o no, se está la mar de agustito.

Por cierto, que Rocío y Maruxiña son las manitas de que
Xelda, Feitura Artesá haga estas cosas tan bonitas.
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Además, que no hace falta irse hasta Galicia para tener una,
¡¡que te lo mandan por correo!! (que son muy listas ellas)

  Un abrazo... Dulcemente.

miércoles, 6 de febrero de 2013

SAN VALENTÍN O EL ANGELOTE ESE RUBIO MEDIO EN PELOTILLAS...

  (Nota previa: Podría dedicar este post a mi vecina del 5º, pero en un alarde de originalidad extrema, se lo dedico a mi santo y al día en que el angelote ese rubio medio en pelotillas la lió pero bien)

Cake Pop de oreo. No digo más









  Enamoramiento: acción o efecto de enamorar o enamorarse... Eso dice la Real Academia Española. Esclarecedor a más no poder... Señores de la RAE: pongan ustedes "estado de apijotamiento cerebral con entumecimiento de las funciones mentales básicas" que es mucho más convincente, dónde va a parar.

  Pues eso. Que hoy vamos a hablar de amor. De enamorarse. De poner cara de tontos, en definitiva. Y es que esto de enamorarse es algo muy bonito. Por eso, de adolescentes, lo escribimos en las puertas de los baños (que es el sitio más bonito que se nos ocurre). Y entre el "Marta, eres más fea que un pie" y "deja de leer esto, que llegas tarde a clase" colocas un inspirado "Rebe X Mario" dentro de un florido corazón ornamentado con una flecha (y si eres un poco caguetas pones "RXM").


Esto sí que ha sido amor a primera vista.
Galletas de tarta de queso con arándanos...

Blueberry cheesecookies y ¡olé!














   Y es que la época del instituto da mucho juego en esto del enamorarse. Todos nos hemos enamorado en el instituto. Todos nos hemos pirrado por ese macizo de C.O.U. (que no nos hacía ni puñetero caso, por otro lado). El que niegue que ha dedicado la canción de moda de "los cuarenta principales" al objeto de sus suspiros, miente como un bellaco. (En mis años adolescentes OBK graznaba eso de "historias de amor...". Y era lo más romántico del mundo...)

Love, love, love...
  


   Cuando crecemos, las cosas cambian y miramos con ojillos condescendientes esos comportamientos adolescentes. Ya somos maduros y sabemos que, el enamoramiento es algo fugaz, con lo que ya no nos molestamos en escribir en las puertas de los baños. ¿Y cuánto dura el enamoramiento? Científicos de todo el mundo han estudiado esto y unos dicen que dos años, otros que tres, otros que uno y medio... Yo, que de científica tengo poco, pero de observadora tengo bastante, puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que el enamoramiento dura lo que tarda en estropearse un pijama. Y me explico:


Por mucha turbación del ánimo que nos encienda de rojo el rostro, debemos reconocer que todos tenemos un pijama de felpilla. Es más, todos tenemos un pijama de felpilla con pelotillas. Incluso me atrevería a decir, que todos tenemos un pijama de felpilla con pelotillas con la goma "flojindanguis". Pues bien, ese pijama desaparece por arte de magia cuando nos enamoramos. Vamos a una tienda y nos compramos un nuevo y flamante pijama que lucimos con el pecho inflado. Pero a ese pijama empiezan a salirle pelotillas con el paso del tiempo. Primero una pequeñita, luego otra, luego una gorda, se afloja la gomilla... y de repente nuestro flamante pijama se ha convertido en un nuevo pijama de felpilla con pelotillas y la goma "flojindanguis". Pero no vamos corriendo a la tienda a por uno nuevo... Es exáctamente en ese momento de omisión del deber, donde el enamoramiento se ha terminado.

Y vamos por la casa con nuestro pijama, arrastrando los pies y haciendo las cosas que hemos negado que hacíamos a nuestrx enamoradx por los siglos de los siglos,  como remeterse la pernera de nuestro pijama de felpilla con pelotillas y goma "flojindanguis" por dentro de los calcetines.




   Lo bueno que tiene eso de enamorarse es que, en mi caso, aunque no me haya comprado un nuevo pijama, mi santo, que anda con él con las perneras remetidas por dentro de los calcetines, me sigue queriendo. Porque, en definitiva, no es lo mismo enamorarse que amar. ¡Ahí queda eso!

Un abrazo, Dulcemente.

¡Mirad cómo son por dentro!.
Absolutamente irresistibles.
 (Nota final: una foto que no puedo resistirme a poner: mi niño haciendo galletas. Y él no tiene pijama de felpilla con pelotillas y goma "flojindanguis" (los deja canijos antes de darse uno cuenta). Será por eso por lo que mi santo y yo seguimos enamorados de él y, además, lo queremos con locura!)